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Brasil

Las reformas laborales y de la previsión social impactan directamente en la vida y en la muerte de la clase obrera

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marzo 4, 2024

Por: Vera, de São Paulo (SP)

Un electricista de 32 años murió electrocutado mientras montaba un escenario en Orla da Atalaia, en la ciudad de Aracaju, capital de Sergipe. No tenía registro ni contrato de trabajo. Estaba haciendo una “changa”, según informó la periodista Gleice Queiroz en su perfil en X (antes Twitter). Si no tenía registro, seguramente no tenía tampoco ningún equipo de protección individual (EPI).

Una de las primeras reformas de la Previsión Social (1994, gobierno de FHC) cambió las reglas para acceso a la jubilación especial para los profesionales que desempeñaban funciones o trabajaban en lugares insalubres y/o peligrosos. Tanto la prestación por accidentes y enfermedades adquiridas en el trabajo como la jubilación en función del tiempo de servicio: 25 años trabajados.

De allí hasta aquí, las condiciones de vida y de trabajo de los obreros no han hecho más que empeorar. Hubo cinco reformas que dificultan e imposibilitan que una parte importante de los trabajadores tenga acceso a los beneficios de la previsión social. Esta situación se profundiza al combinarse con la Reforma Laboral, que actualmente permite a los empleadores contratar los servicios de trabajadores sin ningún derecho social.

En el caso del electricista que murió realizando esa changa, no tenía contrato de trabajo y no tenía derecho al adicional por peligrosidad que está garantizada a los electricistas. Ese registro es el que permite el derecho a la jubilación especial, la prestación por enfermedad y la pensión por fallecimiento, con todas las dificultades impuestas por las reformas en la Previsión Social.

La familia del electricista no tendrá derecho a ningún beneficio. La empresa que contrató sus servicios probablemente ni siquiera pague la indemnización por rescición y, en consecuencia, no tendrá derecho a la pensión por muerte. Para intentar obtenerla tendrá que presentar una demanda judicial, contratar un abogado y quedar a merced de la decisión de un juez. Mientras tanto, ¿cómo están sus dependientes? Para abajo, sin protección.

Un obrero tercerizado, residente en una ciudad del interior de Sergipe, que trabaja en una empresa en São Paulo, sufrió el aplastamiento de la mano por una prensa que se utiliza para prensar hormigón. Como tenía un contrato formal, tuvo derecho al auxilio por accidente, el cual le estaba garantizado por dos meses y, actualmente, hace dos meses que no recibe el beneficio porque tendrá que someterse a un nuevo examen para ser reevaluado.

Con la mano inmovilizada y sin poder volver a trabajar, aún ni siquiera se ha fijado la fecha para ese examen. Enfermo, con registro de trabajo, pasa necesidades y para sobrevivir, comprar medicinas y pagar las cuentas depende del aporte solidario de amigos y familiares.

Revocar las reformas neoliberales

Antes y durante la campaña electoral, las direcciones del movimiento sindical enarbolaban las banderas de revocación de las reformas Laboral y Previsional, así como de la Ley de Tercerización. Muchos de los que votaron por Lula/Alckmin creían firmemente que las reformas serían revocadas, sobre todo porque durante la campaña Lula las criticó y también a los últimos gobiernos responsables por aprobarlas: Temer (MDB) y Bolsonaro (PL).

Sin embargo, un año después de la toma de posesión del gobierno Lula, la mayoría de las centrales sindicales y partidos de izquierda aliados al gobierno, principalmente PSOL y PCdoB, no dicen más nada sobre el tema, y Lula menos aún. Para ellos esto ya está superado. Mientras tanto, la vida de los trabajadores/as sigue siendo casi insoportable.

No podemos creer, después de todo esto, que de un momento a otro las centrales sindicales, que tienen como prioridad garantizar la gobernabilidad de Lula/Alckmin, se levanten contra el gobierno en defensa de la derogación de las reformas neoliberales que sólo perjudicaron a la clase trabajadora. Y ni siquiera podemos esperar que Lula/Alckmin, aliados del centrão –encabezado por el bolsonarista Arthur Lira (PP) en la Cámara y por Pacheco en el Senado, ambos portavoces de los empresarios a los que Lula siempre intenta complacer– vayan a romper con ellos para revocar las reformas.

Quien necesita garantizar la seguridad laboral y las condiciones de vida para sí y sus familias es la propia clase obrera. ¿Qué podemos esperar de los gobiernos y empresarios que se benefician de todo lo que produce la clase trabajadora? Nada bueno vendrá de ellos para nosotros.

La CSP-Conlutas, que es una central sindical popular, la única que mantiene independencia frente a los gobiernos y patrones, aprobó en su congreso nacional la lucha por la revocación de las reformas Laboral y de la Previsión Social. Bandera de lucha que también defiende el PSTU. Tenemos que organizarnos, de forma autónoma e independiente, y salir a las calles para exigir que Lula derogue las reformas.

Todo lo que necesitamos será arrancado en la lucha, con mucha organización colectiva de los gremios profesionales, pero sobre todo de la organización y solidaridad entre todos los trabajadores. No porque los trabajadores quieran que sea así, sino porque es el único camino que nos queda. Ellos no nos dan nada, nos lo quitan. Organicémonos y busquemos lo que de hecho es nuestro.

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Artículo publicado en www.opiniaosocialista.com.br, 27/2/2024.-

Traducción: Natalia Estrada.

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